Reducir el hambre y la malnutrición con el empoderamiento de la mujer

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Olivier de Schutter (Foto UN/ J.M. Ferré)

Olivier de Schutter (Foto UN/ J.M. Ferré)

Es la medida más eficaz para la realización del derecho a la alimentación”, según Relator Especial de Naciones Unidas.

“Compartir el poder con las mujeres es un atajo para reducir el hambre y la malnutrición, y es la medida más eficaz para la realización del derecho a la alimentación”, afirmó el Relator Especial de sobre el derecho a la alimentación de la ONU, Olivier De Schutter al presentar su informe sobre el género y el derecho a la alimentación ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.

Al mismo tiempo instó a los gobiernos de todo el mundo a adoptar estrategias transformadoras de seguridad alimentaria que afronten las restricciones culturales y redistribuyan los roles entre mujeres y hombres.

Feminización de la agricultura

“La agricultura familiar se feminiza poco a poco a medida que los hombres se ven obligados a abandonar el campo en busca de trabajo.”

“Cada vez son más las mujeres que llevan la carga de sacar adelante granjas y familias y, a pesar de ello, con demasiada frecuencia se ven privadas de las herramientas necesarias para prosperar y mejorar su situación – tanto dentro como fuera del campo”, subrayó De Schutter,

El experto acogió con satisfacción las iniciativas políticas que empoderan a las mujeres, como los cupos reservados a mujeres en India en los programas de obras públicas, pero advirtió de que las barreras que limitan la participación femenina en la sociedad son múltiples.

Redistribución de roles y responsabilidades

“Las mujeres no podrán beneficiarse de los porcentajes de representación específicos de esos programas si no disponen de servicios adecuados para el cuidado de los niños”, afirmó. “Las medidas individuales no son suficientes – la reflexión sobre la redistribución de los roles y las responsabilidades entre mujeres y hombres debe hacerse de manera integral y sistemática”.

De Schutter exhortó a que se eliminen todas las leyes y prácticas discriminatorias que impiden a las mujeres acceder a los recursos agrícolas, tales como la tierra, los insumos y el crédito. Al mismo tiempo, el Relator abogó por que se alivie la carga que llevan las mujeres en relación con las responsabilidades vinculadas al cuidado del hogar, a través de la prestación de servicios públicos adecuados, tales como el cuidado infantil, el agua corriente y la electricidad.

Renovar interés por la educación

También pidió que renueve el interés por la educación. Los datos de un conjunto de países muestran que, entre 1970 y 1995, hasta un 55% de la reducción del hambre podría atribuirse a mejoras en la situación de la mujer en la sociedad. Los avances en la educación de la mujer (43%) resultaron ser casi tan importantes como la mayor disponibilidad de alimentos (26%) o los avances en salud (19%) juntos.

“Si se permite que las mujeres tengan acceso a la educación, varias piezas del rompecabezas de la seguridad alimentaria encontrarían finalmente el lugar que les corresponde”, explicó. “El gasto familiar en alimentación aumentará, los resultados en salud infantil mejorarán, y los sistemas sociales se rediseñarán – para las mujeres, por las mujeres – lo que resultará de gran ayuda y traerá consigo mayores efectos multiplicadores”.

Swisslatin (05.03.2013)

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