Reducir el hambre, uno de los objetivos del Milenio, avances, pero queda mucho por hacer
Según la FAO, sólo 18 países han logrado la meta de reducir a la mitad el número de hambrientos.
El año 2015 es la fecha límite para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fijados por la ONU, y uno de ellos es reducir el hambre en el mundo. A la hora de hacer un balance de los progresos la FAO considera que aún queda mucho por hacer.
Según el organismo de la ONU para la alimentación y la agricultura (FAO) treinta y ocho países han tenido éxito en reducir a la mitad la proporción de personas desnutridas. Dieciocho de ellos también han logrado la meta más ambiciosa de reducir a la mitad el número absoluto de personas que padecen hambre.
Esta meta fue establecida en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación organizada por la FAO en 1996.
Prevalece la malnutrición
A pesar de los progresos que hemos logrado, hoy en día 870 millones de personas padecen hambre en todo el mundo, y esta cifra representa sólo una fracción de la población mundial cuya salud y vidas son arruinadas por la malnutrición.
Se estima que el 26 por ciento de los niños del mundo sufren retraso del crecimiento, dos mil millones de personas sufren la falta de las vitaminas y minerales esenciales necesarios para el desarrollo mental y físico, y cerca de 500 millones de personas son obesas.
El verdadero costo de la desnutrición, en términos de sufrimiento humano y salud, es enorme. Se estima que los costos que la desnutrición impone a la economía mundial en términos de pérdidas de productividad y atención médica directa podrían alcanzar hasta el 5 por ciento del producto bruto mundial -3,5 billones de dólares norteamericanos- equivalentes a 500 dólares por persona, y comparable al PIB de Alemania.
¿Qué hacer para erradicar la desnutrición?
La FAO propone en su último informe dietas saludables con buena nutrición, prácticas que deben comenzar con la alimentación y la agricultura. La forma en que cultivamos, criamos, procesamos, transportamos y distribuimos los alimentos influyen la forma en que comemos.
Mejoras a los sistemas alimentarios pueden hacer que los alimentos sean más asequibles, diversos y nutritivos.
Necesitamos políticas agrícolas e inversión en investigación para aumentar la productividad no sólo de granos básicos como el maíz, el arroz y el trigo, sino también de legumbres, carne, leche, verduras y frutas, alimentos ricos en nutrientes.
Reducir las pérdidas y desperdicio de alimentos también puede ayudar a que la comida sea más disponible y asequible, y al mismo tiempo reduciría la presión sobre la tierra y otros recursos.
Sistemas alimentarios organizados
Sistemas alimentarios correctamente organizados son la clave para generar dietas más diversificadas y saludables. Por último, tenemos que ayudar a los consumidores a tomar buenas decisiones dietéticas para una mejor nutrición a través de educación, información y otras intervenciones.
Hacer que los sistemas alimentarios sean más capaces de mejorar la nutrición es una tarea compleja que requiere un fuerte compromiso político y el liderazgo al más alto nivel, junto con amplias asociaciones y alianzas. Las decisiones de políticas que tomemos deben garantizar que todas las personas tengan acceso a una amplia gama de alimentos nutritivos así como al conocimiento y la información necesarios para que tomen decisiones saludables.
Swisslatin (25.07.2013)