La UNESCO ataca los usos y abusos de los “rankings” de las universidades
El organismo de la ONU para la Ciencia y la Educación cuestiona a los institutos de clasificación.
La UNESCO cuestiona las jerarquías universitarias establecidas por un reducido número de “institutos de clasificación” en su nuevo informe “Clasificaciones y transparencia en la educación superior: Usos y abusos”.
Debido a que las jerarquías entre las universidades influyen en las políticas gubernamentales y las opciones de los alumnos y sus familias y porque generan una intensa rivalidad entre las universidades del mundo entero, el informe plantea si al final resultan más nocivas o beneficiosas.
El manual ofrece un panorama amplio de las ideas vigentes sobre el tema y formula enfoques alternativos y herramientas complementarias para una nueva era, en la que las clasificaciones de los institutos de enseñanza superior puedan usarse de manera diáfana y fundamentada.
Una minoría se atribuye el rol clasificador
De las más de 17.000 universidades existentes, sólo el 1% es objeto de examen en las “clasificaciones universitarias del mundo”, que publican tres notorios “institutos de clasificación”. Aunque difieren en múltiples aspectos, las 200 universidades que suelen ocupar los primeros lugares de las listas tienden a ser instituciones antiguas (con más de 200 años), cuya actividad se centra mayormente en la investigación científica, con unos 25.000 alumnos y 2.500 docentes, y con presupuestos anuales que superan los 2.000 millones de dólares estadounidenses.
Según la UNESCO, las clasificaciones deberían evolucionar a fin de aportar una información que sea más pertinente para las necesidades de las universidades, los alumnos y los encargados de formular las políticas, que se ajuste al contexto local y contribuya al desarrollo de sistemas de enseñanza superior de rango mundial, en vez de propiciar la creación de un número limitado de instituciones de rango internacional.
Los defectos de los sistemas actuales de clasificación
El estudio pone de manifiesto los defectos de los sistemas actuales de clasificación, entre los cuales figura una atención excesiva al aumento de los resultados de la investigación, en detrimento de la repercusión social sobre las comunidades locales.
En América Latina, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es un ejemplo cabal de lo que podría denominarse una “universidad consagrada a la construcción nacional”. La institución acoge el Sistema Sismológico Nacional, el Observatorio Astronómico Nacional, la Biblioteca Nacional y un archivo de publicaciones periódicas, así como una respetable orquesta sinfónica.
El 63% de las universidades basa sus decisiones estratégicas en el objetivo de mejorar su puesto en las clasificaciones, ¿podría acaso esta rivalidad por los primeros lugares ahogar la diversidad y dañar la innovación en los paradigmas universitarios? es la pregunta clave del estudio.
La investigación en español discriminada
Según el estudio, el enfoque actual carece de diversidad. Imanol Ordorika y Marion Lloyd, de la UNAM, opinan que se presta poca atención a la investigación que se realiza en lengua española, lo que favorece al idioma inglés, un hecho al que los organismos de clasificación suelen restar importancia.
Los artículos que se publican en inglés siguen siendo una pequeña parte de la producción intelectual, pero constituyen la mayoría de los artículos citados en el ISI y en Scopus”, los principales bancos de datos bibliográficos que se emplean en las clasificaciones. Además, la primacía que los sistemas actuales de clasificación otorgan a la investigación científica reduce la importancia de las humanidades y las ciencias sociales, ámbitos en los que América Latina cuenta con una tradición antigua y estimable.
Swisslatin (29.06.2013)