La revolución digital aún no ha comenzado: 4000 millones de personas no tienen acceso a Internet
El Banco Mundial sostiene que eliminar la brecha digital debe ser una prioridad para crear empleos y mejorar los servicios.
El nuevo informe del Banco Mundial “Dividendos digitales” sostiene que si bien, en el mundo, actualmente hay más personas con acceso a teléfonos móviles que a electricidad o suministro de agua, no significa que la revolución digital de verdad haya comenzado.
Las tecnologías digitales se han extendido rápidamente en las últimas dos décadas y se ha generado un gran entusiasmo acerca de las posibilidades que ofrece la era digital. Pero los beneficios esperados —mayor productividad, más oportunidades para los pobres y la clase media, mayor rendición de cuentas de los Gobiernos y las empresas— no han llegado a todos por igual y a todos los lugares, tal como se anticipó, señala el documento.
“Claramente, el potencial es enorme”, dice Deepak Mishra, economista del Banco Mundial y codirector del informe “Dividendos digitales”, un estudio sobre las últimas investigaciones, datos y bibliografía sobre la economía digital, que plantea que se necesitan realizar mayores esfuerzos para que más personas tengan acceso a Internet y crear un entorno que propicie los beneficios de las tecnologías digitales para todos.
Las nuevas tecnologías no llegan a todos
Si bien el total de usuarios de Internet se ha triplicado en una década, a una cifra estimada de 3200 millones, casi el 60 % de la población mundial —aproximadamente 4000 millones de personas— aún no tiene conexión a Internet, según el informe.
Y a pesar de la rápida adopción de los teléfonos móviles, alrededor de 2000 millones de personas no usan uno de estos aparatos. Casi 500 millones viven fuera de zonas con señal de telefonía móvil.
Las personas que no tengan acceso a las tecnologías digitales ni a la educación y las habilidades para aprovechar estas tecnologías se verán cada vez más rezagadas a medida que el mundo avanza, advierte el informe. Si bien las tecnologías digitales no son un atajo para alcanzar el desarrollo, pueden ser un elemento acelerador del desarrollo si se usan de una manera adecuada, agrega el informe.
Los beneficios no son automáticos
“La mayor revolución digital que ocurre en el mundo está transformando los negocios y la administración pública, pero los beneficios no son automáticos y tampoco están garantizados”, dijo el presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim.
“Debemos asegurar que los beneficios de las nuevas tecnologías se distribuyan ampliamente, en particular entre los pobres. La evidencia muestra que podemos hacer esto, mediante el fomento de la competencia entre las empresas y la inversión en las personas, empezando con las madres embarazadas para asegurar que todos los niños tengan las habilidades cognitivas que les permitan ser parte más tarde de la revolución digital”.
Internet y el desarrollo
El informe aborda la función de Internet en la promoción del desarrollo, lo que incluye el crecimiento, el empleo y la prestación de servicios. También analiza los riesgos de la era digital: la creciente concentración en muchos sectores, el aumento de la desigualdad debido a la automatización y desaparición de algunos tipos de empleos, y la amenaza de que Internet se use para controlar la información en vez de compartirla.
Un mensaje clave es que ciertos complementos “analógicos”, o no digitales, como por ejemplo políticas y regulaciones, son necesarios para garantizar que el mercado digital sea competitivo y que Internet amplíe el acceso a la información, reduzca el costo de la misma, y promueva sociedades más inclusivas, eficientes e innovadoras.
Las tecnologías digitales amplifican el impacto de las buenas y malas políticas, de modo que la falta de reformas significa quedar rezagados respecto de los que introducen reformas, señala el informe. “Si las personas tienen las habilidades apropiadas, las tecnologías digitales les ayudarán a ser más eficientes y productivas, pero si faltan dichas habilidades, terminará habiendo mercados de trabajo cada vez más polarizados y un aumento de la desigualdad”.
El impacto de EE.UU
Si bien el sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones es un segmento bastante pequeño de la economía mundial (alrededor del 7 % del PIB en Estados Unidos, país que alberga a 8 de las 14 compañías de tecnología más grandes del mundo en términos de ingresos, pero considerablemente menor en los países en desarrollo), ha producido algunos beneficios extraordinarios en el resto de la economía.
El acceso a las tecnologías digitales ha creado oportunidades que antes no estaban al alcance de los pobres. Alrededor de 8 millones de emprendedores en China usan el comercio electrónico para vender mercancías, de los cuales un tercio son mujeres. La identificación digital en India ha reducido la corrupción y ha aumentado el acceso a los servicios. Y en África se usan simples mensajes de texto a través de teléfonos móviles para recordar a los pacientes con VIH que tomen sus medicamentos.
Swisslatin (14.01.2016)