Fracaso de la Educación en América Latina excluyente y desigual

Como un fracaso, se puede concluir del informe “Completar la Escuela. Un Derecho para Crecer, un Deber para Compartir” dado a conocer por El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En América Latina y el Caribe hay aproximadamente 117 millones de niños, niñas y adolescentes en edad de asistir a la educación inicial, primaria y secundaria básica. Sin embargo, 6,5 millones de ellos no asisten a la escuela y 15,6 millones concurren a ella arrastrando fracasos y señales de desigualdad expresadas en dos o más años de desfase grado-edad o rezago escolar.
Muchos bolsones de exclusión
En las recientes décadas, los sistemas educativos de América Latina y el Caribe se han ampliado para recibir a una enorme mayoría de niños, niñas y adolescentes. También se han lanzado diversas iniciativas en la región cuya finalidad última es mejorar la calidad y la equidad en la educación para hacer frente a la pobreza y a la desigualdad y, de esta forma, favorecer la inclusión social.
Sin embargo, todavía quedan muchos bolsones de exclusión, actuales o potenciales: niños y niñas que ingresan tarde al sistema educativo, que fracasan reiteradamente, que no encuentran experiencias pedagógicas que les permitan desarrollar sus capacidades y que viven situaciones de discriminación.
El informe plantea la meta del cumplimiento de todos los derechos educativos de la infancia y, a la vez, insiste en la necesidad de actuar en forma cooperativa y eficaz para lograrlo.
Cinco dimensiones de exclusión
En el marco del informe se determinan cinco dimensiones de exclusión, es decir, cinco posibilidades de estar hoy o mañana fuera de la escuela y del mapa del recorrido escolar:
Dimensión 1: niños y niñas en edad de asistir a la educación inicial que no están en la escuela inicial o primaria.
Dimensión 2: niños y niñas en edad de asistir a la educación primaria que no están en la escuela primaria ni secundaria, distinguiendo entre aquellos que nunca acceden a la escuela primaria, accederán en forma tardía, o han participado de ella por un tiempo restringido y abandonaron sin finalizar el nivel completo.
Dimensión 3: niños, niñas y adolescentes en edad de asistir a la educación secundaria básica que no están en la escuela primaria ni en la secundaria.
Dimensión 4: niños y niñas que están en la escuela primaria pero que están en riesgo grave de abandonar.
Dimensión 5: niños, niñas y adolescentes que están en la escuela secundaria básica pero que están en riesgo grave de abandonar.
Afrodescendientes e Indígenas los más excluidos
El informe destaca que los niños, niñas y adolescentes indígenas, afrodescendientes, con discapacidades o que viven en zonas rurales están en mayor riesgo de exclusión o rezago escolar.
Los datos analizados demuestran que, en algunos países, la asistencia de la población en edad de estar en la secundaria alcanza a menos del 50% en las zonas rurales. También evidencian una clara vinculación entre la condición del trabajo infantil y la asistencia a la escuela – los estudiantes de entre 12 y 14 años que trabajan, si bien muchos están escolarizados, muestran tasas de asistencia menores que los que no trabajan.
Además, en algunos países los niños y niñas afro-descendientes atraviesan más frecuentemente situaciones de ingreso tardío y fracaso escolar.
El rezago escolar
El rezago escolar, cuando se genera y acumula, es un indicio o alerta previa de exclusión; éste se genera y acumula: hay estudiantes que cursan con uno, dos, tres y más años de atraso o desfase entre el grado escolar y la edad normativa para cursarlo.
Para algunos niños y niñas, este proceso de desfase comienza en la educación inicial. Cursar la educación inicial en vez del primer grado es una situación compleja que padece el 11,6% de este grupo en edad de iniciar la educación primaria.
Esto tiene un doble perjuicio: estos niños y niñas comenzarán inevitablemente la primaria en forma tardía y a su vez “ocupan” las vacantes de otros niños de su comunidad que tienen edad de estar en educación inicial.
Muchos no finalizan la primaria
Los niveles de rezago detectados en la educación primaria indican que un conjunto importante de alumnos aún se encuentra cursando este nivel teniendo edad de asistir a la secundaria. La última información disponible indica que en la región cerca del 22% de los estudiantes de este tramo de edad aún no alcanzó a finalizar la primaria.
Al avanzar en la educación primaria y luego en la secundaria básica, esta situación de rezago incrementa la probabilidad de que el estudiante abandone la escuela.
Un deber para compartir
El informe revela que, en la región, la mayor parte de quienes se han ido tempranamente de la escuela han estado varios años escolarizados y acumulado distintas formas de fracaso escolar, y señala que no se pueden alcanzar las metas de cobertura sin abordar este problema, que termina expulsando tempranamente a los grupos más vulnerables de la escuela.
Por ello, al momento del análisis y de la acción, los temas de cobertura y de calidad no se deben abordar de manera separada, sino que es indispensable alinearlos para alcanzar resultados positivos de inclusión.
La expresión “un deber para compartir” es una convocatoria a evitar el reparto de culpas entre sectores y en su lugar asumir colectiva y cooperativamente los esfuerzos que hay que realizar para garantizar el derecho a la educación.
Los Estados nacionales y subnacionales, los organismos de financiamiento y de cooperación, las entidades sindicales docentes, los medios de comunicación, las familias, las comunidades y las universidades y centros de investigación no pueden mantenerse al margen y deben asumir sus responsabilidades para que el sistema escolar pueda cumplir con su misión de la mejor manera, concluye el informe.
Swisslatin (04.09.2012)