En 2021, en América Latina los desnutridos alcanzó a 56,5 millones de personas

Unos niños toman su almuerzo en una escuela de Guatemala. (foto FAO/ Pep Bonet/ NOOR)
El mundo está retrocediendo en sus esfuerzos por acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la desnutrición para 2030, un objetivo establecido por las Naciones Unidas en 2015”, afirma la edición correspondiente a 2022 del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, publicada este miércoles por cinco organismo de la ONU.
Elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), el estudio destaca también el avance de la pobreza extrema y la creciente desnutrición crónica.
El informe indica que el número de personas afectadas por el hambre en el mundo llegó a 828 millones en 2021 -el 9,8% de la población mundial-, un aumento de 46 millones desde 2020 y de 150 millones desde el comienzo de la pandemia de COVID-19.
El texto lamenta las proyecciones para 2030, que apuntan a casi 670 millones de personas -el 8 % de la población mundial- todavía con hambre, incluso calculando una recuperación económica global. El número no está lejos al de las personas hambrientas en 2015, cuando se fijó la meta de poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición para fines de esta década en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Situación grave en América Latina y el Caribe
El estado del hambre y la nutrición en América Latina y el Caribe no es mejor que en el resto del mundo.
De acuerdo con el informe, entre 2020 y 2021, cuatro millones de personas se sumaron al conjunto de hambrientos en la región.
El retroceso se produce después de un aumento ya desalentador de nueve millones de personas entre 2019 y 2020.
Con respecto a las personas desnutridas, el número se ubicó en 56,5 millones en 2021, el 8,6% de la población regional.
El representante de la FAO para la región calificó la situación de “extremadamente grave”.
“En sólo dos años, trece millones de personas han caído en el hambre. Y cuatro de cada diez viven con inseguridad alimentaria, mientras que todavía tenemos que prepararnos para los impactos de la crisis alimentaria actual, incluida la guerra en Ucrania”, dijo Julio Berdegué.
Según el informe, en América Latina y el Caribe se concentra el 7,4% de la población mundial que sufre hambre; más de la mitad de las personas hambrientas vive en Asia, y más de un tercio en África.
Los organismos resaltaron que el hambre casi se ha duplicado en América del Sur desde 2015 y que, con más del 16%, el Caribe presenta la mayor proporción de población hambrienta en la región. En centro y Sudamérica, ese número es de un 8%.
“Estamos frente a una crisis compleja y de proporciones, que requiere acciones sin precedentes, no sólo de los gobiernos sino de todos los actores del sistema agroalimentario regional”, consideró Berdegué.
La inseguridad alimentaria también sigue empeorando en la región. En 2021, el 40,6 % de la población, 268 millones de personas, encararon inseguridad alimentaria moderada o grave, un 1,1% más que el año previo.
La inseguridad alimentaria grave afectó a 93,5 millones de personas en 2021, luego de aumentar 1,4%, a 14,2%, un incremento de casi 10 millones de personas en un año, y casi 30 millones más en comparación con 2019.
Berdegué argumentó que la cantidad de personas en situación de inseguridad alimentaria en la región sugiere que el problema ya no se limita a grupos sociales que han vivido en la pobreza durante mucho tiempo.
“La inseguridad alimentaria ha llegado a las ciudades, y a decenas de miles de hogares que antes no la habían vivido”, acotó.
Crisis de alimentos
Los organismos explican que existe una crisis de alimentos debida a la afectación de las cadenas de suministro por los cada vez más frecuentes eventos climáticos extremos, sobre todo en los países de renta baja.
A esta situación se agrega la guerra en Ucrania, que involucra a dos de los mayores productores mundiales de cereales básicos, semillas oleaginosas y fertilizantes. La conflagración altera las cadenas de suministro internacionales y eleva los precios de los cereales, los fertilizantes, la energía y los productos preparados, como la fórmula terapéutica para niños con desnutrición severa.
Swisslatin / FAO Prensa (07.07.2022)