El pino, como árbol de Navidad, fue en sus orígenes una costumbre pagana
Una tradición del norte de Europa, especialmente en Alemania, adoptada en todo el mundo.
El generalizado olor a pino recién cortado se impone hoy en casi todo el mundo cristiano como el árbol escogido para celebrar Navidad, pero su imposición en buena parte de Europa, data apenas de un siglo atrás.
Es el caso de Suiza, cuya costumbre provino de la Alemania vecina, pero en sus inicios se impuso solamente en los cantones germánicos de religión protestante. En la región de expresión francesa, diversos estudios sitúan su aparición hace tan solo 92 años, en 1920.
Sustituyó a la “Bûche de Noël”
En “Suiza Romande”, la tradición era celebrar esta fecha con un pesebre y un tronco de leña encendido, llamado “bûche de Noël” que no era de pino, sino de roble. La costumbre era encender ese leño en las chimeneas de las casas en vísperas de Navidad y debía permanecer encendido durante doce noches seguidas para proteger la casa de los malos espíritus todo el año entrante.
Esta tradición se mantiene hoy a través del famoso biscocho en forma de un tronco de leña que se sirve en la cena navideña como un apetecido postre y constituye una de las principales ventas de fin de año de las pastelerías suizas. ¡Un resabio de las fiestas paganas!
El pino de los buenos espíritus
El pino era utilizado desde tiempos inmemoriales en toda Europa y tenía un objetivo más simbólico; servía a los ancestros para festejar el solsticio de invierno, las noches más largas del año. Se pensaba que el pino albergaba los buenos espíritus y podía proteger las casas de los rayos y de las epidemias.
Según algunos historiadores, el pino fue asociado a la Natividad en Alemania en el medioevo hacia el año 700. Una leyenda cuenta que el monje evangelizador San Bonifacio quiso demostrar a los druidas germanos (que hacían prácticas mágicas con el muérdago de los robles), que este árbol no era sagrado.
El pino contra el roble
Para demostrarlo hizo derribar un gran roble que aplastó en su caída a todos los otros árboles, menos un pequeño pino. Esa astucia le sirvió a San Bonifacio para decretar que era el pino el árbol sagrado porque simbolizaba el nacimiento de Cristo. Con el tiempo este comenzó a acompañar los pesebres de las iglesias y luego se impuso en los hogares.
Se le asoció al árbol de la Tentación del Paraíso, porque Jesús vino a salvar a la humanidad después de haber probado sus frutos. Por eso se le comenzó a adornar con figurines que representan frutas porque en el invierno europeo no existen en esta época del año.
Una costumbre pagana
En el siglo XIX esta costumbre se generaliza en toda Europa, atravesó el Atlántico y en 1891, se le vio por primera ver adornar la Navidad de la Casa Blanca, en Estados Unidos. Aquí comenzaría a ser adornado con luces de colores y guirnaldas que imitan la nieve.
Hasta la segunda Guerra Mundial, el Vaticano consideró al pino Navideño como una costumbre pagana de los protestantes, pero finalmente terminaría por ser aceptada por el conjunto de la Iglesia Católica. Hoy el venerado pino oficia de receptáculo de los regalos, pero esa es otra historia.
Swisslatin / Alberto Dufey (24.12.2012)