Aplicación de la pena de muerte, no existen evidencias de su efecto disuasivo
Según informe de la ONU sobre las tendencias mundiales en la aplicación de la pena máxima en el mundo.
La pena de muerte es un acto discriminatorio, que recae principalmente sobre los pobres, los enfermos mentales y los miembros oprimidos de comunidades minoritarias y además no hay evidencias que tenga un efecto disuasivo en la población.
Esta es algunas de la conclusiones de varios órganos de la ONU y el reciente resultado de informe sobre las tendencias mundiales en la aplicación de la pena máxima, dado a conocer por el subsecretario general para los Derechos Humanos Ivan Simonovic .
En 2014 se vieron algunas mejoras
“En 2014 el número de Estados que aplicaron la pena capital fue el mismo que en 2013. Sin embargo, hubo un descenso de 22 por ciento en las ejecuciones documentadas”, aseguró el funcionario de la ONU.
Aun así, también señaló que en ese mismo año se registró un aumento de 28 por ciento en el número de personas condenadas a la pena de muerte, lo que, según Simonovic, refleja un incremento en los Estados que tratan de aplicar este castigo para prevenir el terrorismo y los delitos relacionados con el tráfico de drogas.
Correlación entre la pena capital y la discriminación
El subsecretario general destacó que tras numerosos estudios no hay pruebas concluyentes que indiquen que la pena de muerte tenga un efecto disuasorio, si bien sí que las hay que demuestran que existe una correlación entre la pena capital y la discriminación y el trato desigual hacia los grupos vulnerables.
Simonovic aseguró que la institución de una moratoria sobre la pena de muerte aunque fuera de sólo año sería de gran ayuda. “Especialmente porque la experiencia de diferentes Estados miembros que la introdujeron fue que no vieron un incremento en los crímenes violentos, asesinatos y otros delitos”, añadió.
Colaboración internacional
Consultado acerca de lo qué puede hacer la ONU para legitimar la abolición de la pena de muerte mediante documentos o acuerdos en los países que no la han prohibido por ley, como es el caso de algunos en América Latina, Simonovic insistió en la importancia de la colaboración con los socios regionales.
Como ejemplo mencionó el trabajo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y aseguró que es con instituciones así con las que tiene que trabajar la ONU, en lugar de actuar en solitario.
Una pena que recae entre los pobres y enfermos mentales
La pena de muerte es un acto discriminatorio, que recae principalmente sobre los pobres, los enfermos mentales y los miembros oprimidos de comunidades minoritarias, subrayó el Alto Comisionado de Derechos Humanos en un panel organizado recientemente en la sede de la ONU en Ginebra, como parte de su campaña para su abolición.
Desde la perspectiva de las familias de las víctimas de asesinato, la pena de muerte no brinda la justicia que promete e interfiere en un difícil proceso de recuperación, aseguró Zeid Ra’ad Al Hussein, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
“En muchos casos responder a una muerte con otra no honra a la víctima. En países de todo el mundo, las víctimas de terribles crímenes, incluyendo el genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y el terrorismo, han hecho campaña a favor de la abolición de los asesinatos legales”, dijo el Alto Comisionado.
Algunos progresos
Zeid señaló que en los últimos 12 meses se han visto importantes progresos en el movimiento por la abolición universal de la pena capital en Fiji, Madagascar, Surinam y el estado de Nebraska en EE.UU.
Argentina fue el primer país en prohibir la pena capital en 1813. En la actualidad 160 países han abolido o no practican la pena de muerte y en diciembre del año pasado, un número récord de Estados apoyaron la resolución de la Asamblea General de la ONU que pide una moratoria a las ejecuciones como preámbulo a la eliminación de la pena capital.
Swisslatin / UN News (05.11.2015)