América Latina debe transformar sus sistemas alimentarios para derrotar la malnutrición
Desarrollar experiencias que permitan cambiar la forma que se producen, comercializan y consumen los alimentos.
Expertos de la FAO y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) consideran que transformar los sistemas alimentarios será una pieza muy importante de la estrategia que se necesita para acabar con el hambre y todas las formas de malnutrición en América Latina y el Caribe.
Según estos organismos, en las últimas décadas, los sistemas alimentarios de la región – el conjunto de actores y reglas que determinan cómo se producen, comercian, distribuyen, procesan y consumen los alimentos, es decir desde la siembra hasta la mesa – han sufrido un profundo cambio.
“Hemos vivido un proceso radical y veloz: lo que Europa hizo en ciento cincuenta años lo hemos hecho en treinta”, explicó el Representante de la FAO, Julio Berdegué, en un reciente foro internacional dedicado al tema en El Salvador.
Cambios económicos, demográficos, tecnológicos y culturales han tenido un profundo impacto. Esta transformación ha convertido a la región en una potencia alimentaria, y ha tenido muchos efectos positivos en términos del bienestar de la población.
Alto contenido de azúcar, sal, y grasa
Pero también ha tenido efectos negativos. América Latina registra una venta al detalle de productos ultra-procesados de 129 kilos per cápita cada año, y un aumento considerable en el consumo de alimentos ultra procesados o con alto contenido de azúcar, sal, y grasa, factores que explican el explosivo aumento de la obesidad la mayoría de los países de la región.
“El problema es que este cambio se ha hecho sin políticas públicas suficientes y eficaces, obedeciendo sólo a las reglas del mercado. Hoy tenemos que re-gobernar nuestros sistemas alimentarios para asegurar que mejoramos la salud de nuestra población,” explicó Berdegué.
Más barato comer mal que comer sano
“El talón de Aquiles de la seguridad alimentaria es el acceso a los alimentos. No es que no haya suficientes alimentos, es que muchas personas no cuentan con los recursos para adquirirlos”, explicó Berdegué.
En muchos países de la región es más barato comer mal que comer sano, un aspecto que afecta sobre todo a los más pobres, que gastan una gran parte de sus ingresos en comida. Por caloría consumida, los productos ultra procesados son generalmente más baratos que los alimentos frescos y nutritivos.
Lo anterior se conjuga con el hecho de que, en los últimos años, la reducción de la pobreza se ha estancado en la región, por lo que los sectores de la población que viven en condición de pobreza o de vulnerabilidad social tienen que enfrentar más presiones que ponen en riesgo su seguridad alimentaria.
Cambiar el sistema alimentario
Según la FAO y la OPS, transformar los sistemas alimentarios para hacerlos sostenibles, justos, inclusivos y sensibles a la nutrición requiere la participación de todos, por ello llamaron a las empresas agroalimentarias a comprometerse con ser parte de la solución a la malnutrición que afecta a un número creciente de latinoamericanos y caribeños.
Los consumidores a través de sus organizaciones, han jugado y deben seguir jugando un papel activo en denunciar las distorsiones de los sistemas alimentarios, y en la promoción de estrategias y políticas para corregirlas. Los agricultores, por su parte, tienen la tarea de producir más alimentos cada vez más sanos e inocuos.
Las estrategias para la construcción de sistemas alimentarios saludables deben ser integrales e incluir acciones dirigidas a incorporar una visión de salud y nutrición en todos los eslabones de los sistemas alimentarios.
Este enfoque debe informar la producción y el comercio nacional e internacional de alimentos, la logística y el procesamiento industrial de materias primas alimentarias, el comercio mayorista y minorista y, por supuesto, el consumo a nivel de los ciudadanos, que puede mejorarse mediante regulaciones sobre la promoción y la venta de alimentos no saludables.
Swisslatin / PAHO News (29.09.2017)