Acabar con la impunidad de quienes atacan a los defensores de los Derechos Humanos
Relator especial de la ONU también condena el amparo de la tortura bajo el secreto de Estado.
Expertos de la ONU piden acabar con la impunidad que protege a quienes atacan a los defensores de los Derechos Humanos y la utilización de la tortura bajo el pretexto de “secretos de Estado.”
El relator especial de la ONU sobre la tortura, Juan Méndez, subrayó que de acuerdo a las leyes internacionales el procedimiento de torturar es un tratamiento cruel e inhumano está prohibido en cualquier circunstancia y que la obligación de excluir pruebas obtenidas mediante su aplicación debe ser absoluta, incluido en el caso de políticas de seguridad nacional.
Secreto de Estado
Méndez presentó un informe sobre sus actividades durante una sesión del Consejo de Derechos Humanos celebrada en Ginebra donde condena el uso de pruebas obtenidas mediante procedimientos secretos en los procesos judiciales.
A su juicio el procedimiento aumenta el riesgo de que parte de esa evidencia haya sido obtenida con malos tratos e impide que puedan ser desafiadas en una corte abierta.
“Los “secretos de Estado” no pueden crear excepciones para el respeto a los derechos humanos”, manifestó Méndez durante su presentación, alusión indirecta a lo sucedido en la cárcel de Guantánamo que Estados Unidos mantiene en su base de Cuba.
Bajo el pretexto del terrorismo
También señaló que la “guerra contra el terrorismo” ha aumentado la presión sobre los países para obtener información y proteger a sus ciudadanos y agregó que en ese contexto muchas naciones rehusan a someter a sus agencias de inteligencia al escrutinio y a la investigación internacional.
Por otra parte, la relatora especial de la ONU sobre la situación de los defensores de derechos humanos, Margaret Sekaggya, lamentó que en muchas partes del mundo los ataques contra los activistas queden impunes.
Al presentar su informe la experta señaló que los defensores de las garantías básicas y sus familias a menudo sufren amenazas e intimidación y son atacados, detenidos y torturados. En ese sentido, afirmó que la importante labor de los activistas es un trabajo de alto riesgo en muchos países.
Prácticas intimatorias
“Estoy muy preocupada porque estas pautas de comportamiento ponen en peligro la integridad física y psicológica de los defensores de los derechos humanos e impiden que hagan su trabajo y además imponen un ambiente de miedo para el conjunto de la sociedad”, dijo la relatora.
También indicó que desde que asumió el cargo en 2008, “el espacio que ocupan la sociedad civil y los defensores de los derechos humanos se ha reducido”.
Lamentó que en los últimos años se hayan vuelto más sofisticadas las estrategias para silenciar a esos activistas, a través de medidas administrativas y judiciales que bloquean sus peticiones o las convierten en actos delictivos.
Swisslatin / Alberto Dufey (11.03.2014)